Lisandra Tena
En el viejo mundo, Lola Guerrero trabajaba para la compañía de agua Poragua, responsable del tratamiento de aguas en la presa González, fuera de Tijuana, y la distribución de agua en toda la ciudad y sus alrededores. Desde la caída de la sociedad se ha convertido en una especie de Santa para la gente de la ciudad, administrando los recursos para las masas, luchando para proporcionar medicamentos para los enfermos y moribundos. Pero la represa González ha caído en manos menos amigables y Lola ahora se encuentra atrapada entre su lealtad al pueblo y la necesidad de defender el embalse. Está atrapada en un vicio… hasta que un fantasma llega para rescatar a la Santa.